Productores de café de especialidad preparan un renacimiento de goteo lentoDaily Coffee News by Roast Magazine

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Jimmy González examina las plantas de café en su finca. Como pequeño productor, está trabajando para revivir la industria local del café en Puerto Rico. (Coraly Cruz Mejías, GPJ Puerto Rico)

(Nota: esta historia fue publicado originalmente por Global Press Journal. Se vuelve a publicar aquí con permiso.)

por Coraly Cruz Mejias

Hace cuatro años, el huracán María diezmó la industria. Pero recuperarse de la tormenta no es el único obstáculo para los menguantes agricultores de la región.

SAN SEBASTIÁN, PUERTO RICO — Árboles de mango, piña y banano bordean el camino sinuoso hacia la finca cafetalera de Jimmy González. La zona montañosa, cálida y pintoresca, es uno de los centros de producción de café de Puerto Rico. De pie en medio de los campos de González, se pueden ver fincas de café que se extienden por las colinas arriba y abajo.

González, de 48 años, había desarrollado su carrera como oficial de policía. Pero su padre y su abuelo eran cafetaleros y le enseñaron el oficio. Hace dos años, dejó su trabajo y compró 10 cuerdas (alrededor de 39,300 metros cuadrados o 10 acres) de tierra. Su padre aún posee 80 cuerdas (alrededor de 314.400 metros cuadrados o 78 acres) de tierra cercana, donde también cultiva piñas, plátanos y otras frutas.

“Desde que era un bebé, me cargaban con una lata de frijoles y recogía el café del piso”, dice González mientras enciende una pequeña máquina tostadora.

Tales recuerdos ocupan un lugar preponderante en la mente de muchos puertorriqueños. El café ha sido durante mucho tiempo uno de los principales cultivos de Puerto Rico y forma una parte central de la identidad colectiva de la región. Sin embargo, la industria local del café ha estado luchando durante años, particularmente después del huracán María en 2017.

Ahora, pequeños productores como González tienen la misión de revivirlo.

Actualmente existen alrededor de 2,000 fincas cafetaleras y 10,000 caficultores en Puerto Rico, la mayoría pequeños y medianos productores, según el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico. La industria local ha estado en declive desde la década de 1980. Pero a medida que la producción se ha vuelto más costosa, los subsidios gubernamentales para los agricultores se han agotado y las nuevas regulaciones han limitado cuánto pueden cobrar los agricultores por sus cultivos.

El huracán María le asestó otro duro golpe a la industria, devastando las fincas cafetaleras locales y destruyendo 18 millones de cafetos y el 85% de la cosecha anticipada. Mientras que en 2012 existían casi 5.000 fincas cafetaleras en Puerto Rico, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, unas 3.000 no sobrevivieron al huracán. A los caficultores que todavía están en el negocio ahora les resulta difícil reclutar trabajadores locales para que los ayuden a cosechar sus cultivos.


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Como resultado, la mayor parte del café en Puerto Rico ahora se importa, principalmente de México y la República Dominicana. Una sola empresa, Puerto Rico Coffee Roasters, controla más del 80% del mercado.

La mayoría de los puertorriqueños no se dan cuenta del grado en que está sufriendo la industria local del café, dice Alfredo Rodríguez Meléndez, productor de café e instructor de cata internacional.

“Es un tema de barajar la economía para mantener la ilusión de que está ahí”, dice. “Hay pequeños destellos de luz, pero no todo es así”.

Parte del problema, dicen algunos expertos, es que el café importado se puede vender en las tiendas con la etiqueta «Hecho en Puerto Rico», siempre que al menos el 35% de la mano de obra, el empaque o las materias primas que se utilizan para el producto final sean de origen local.

Aysha Issa, presidenta de la Asociación Hecho en Puerto Rico, el grupo comercial que emite la designación, dice que no hay confusión en torno a la marca y que la etiqueta ha ayudado a impulsar la economía local.

“La realidad es que nunca ha creado un problema”, dice Issa. “Más que confusión, lo que genera es engagement. Los consumidores locales lo buscan y está estadísticamente comprobado que lo asocian con la calidad”.

Pero Carmen Alamo, profesora emérita de economía agrícola de la Universidad de Puerto Rico, argumenta que la etiqueta es engañosa.

“Debe haber una etiqueta del producto que muestre que son de Puerto Rico que sea diferente de la etiqueta ‘Hecho en Puerto Rico’”, dice ella.

El empaque del producto, dice, debe “informar al consumidor sobre lo que realmente está consumiendo”.

Con el fin de dar a conocer a los productores de café locales, Álamo y otros especialistas de la universidad han creado una competencia llamada La Copa Dorada, en la que se premian los mejores cafés especiales de Puerto Rico. También lanzaron una sólida campaña educativa para los agricultores a fin de ayudarlos a mejorar la calidad de sus cultivos, para que puedan exigir precios más altos y competir mejor con el café importado.

Juan Carlos Soto, agrónomo y experto en cata, dice que el modelo comercial de la industria del café deja a los agricultores en desventaja porque las regulaciones gubernamentales les exigen vender su café a precios fijos.

“Aquí, los agricultores producen y alguien más hace el procesamiento y obtiene las ganancias”, dice Soto.

Para abordar esto, los caficultores como González han comenzado a tostar y vender su propio café, lo que les permite transferir algunos costos operativos a los clientes. Algunos agricultores también han comenzado a comercializar recorridos por fincas para aumentar el negocio, y González dice que está pensando en abrir una cafetería cercana, aunque esos planes están en suspenso debido a la pandemia de coronavirus.

Para Soto, el café importado siempre estará sobre la mesa: la demanda en Puerto Rico es demasiado alta para que los caficultores locales la satisfagan solos, dice.

Pero a pesar de los desafíos que enfrentan los caficultores locales, González se mantiene optimista. Un día, dice González, espera poder pasarle la finca de café a su hijo. Se espera que las plantas que sembró después del huracán María produzcan buenas cosechas este año y el próximo. Ahora, solo necesita encontrar trabajadores que lo ayuden a cosechar. Después de años de lucha por la industria, finalmente es una señal positiva.


NOTA DE TRADUCCIÓN

Shannon KirbyGPJ, traducido este artículo del español.

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